sábado, 23 de agosto de 2014

La luna que nos hizo soñar




Mil veces te lo diría...
que si digo luna, te nombro.
Mil veces te lo diría...que si digo viento, no te miento.Mil veces te lo diría...que si digo sueños, estás tú en ellos.Mil veces te lo diría...
que si digo estrellas, eres parte de ellas.










Me angustia no encontrar esa palabra que te lleve al cielo, o te manda al infierno, que te da la vida o te hunde en la miseria, que me acercan a tus labios o me arrancan de tu pelo. Envidio los que la han encontrado aunque su vida sea todo desdicha y al que ha encontrado la felicidad en un sólo suspiro. También envidio al que se cree feliz y no lo es, pero es feliz. Envidio al ignorante y al que se cree algo: el que ve esperanza en un pozo negro.
Me aterroriza el que dice ser feliz cuando en un suspiro todo puede cambiarse de lado. También el que presume de haber llevado toda una vida feliz cuando yo soy feliz muy pocos ratos. Me da pena el que miente, pero más el que es mentido.








Me asusta el que quiere gritar pero nos habla en silencio, de igual forma el que grita cuando no hace falta decir nada. Me asusta la injusticia, lo mal repartido que está el mundo y que nadie haga nada. Odio el que no se mueve, esperando a que otro de el paso igual que el que solo actúa si se mueven los demás. Odio las masas que se movilizan por las cosas más insignificantes de la vida, también el que se transforma cuando está rodeado de gente, quedando en evidencia.






Me irritan las líneas que nos separan: odio las fronteras y las murallas. Temo a los espacios en blanco y la complejidad de los colores.
Me pone nervioso el que siempre ríe, cuando su vida vale menos del que siempre llora. Me angustia aquel que ve todo de forma positiva, que ve la botella medio llena cuando esta vacía, que habitan en un paraíso cerrado por su mente, en un paraíso vació. Temo la reacción de esta pobre gente cuando sepa que navega sin rumbo, que vuelan sin alas ni motor.









Me río del que exagera las cosas, cuando mi vida es más interesante por no ser como él, como aquel que crea expectación para sentirse más persona.
Me enerva el que suelta un discurso, sin decir nada, llenando el espacio de palabras vacías, palabras extrañas para mis oídos. También el que necesita hablar y calla tragándose lentamente el veneno que le destrozará la vida.




Tengo miedo de este mundo en el que solo se ve lo malo. Que solo te da una oportunidad para poder ser algo o poder ser nada. Temo llegar a ser algo sin encontrar aquella luna que te hace soñar. Quiero ser nada si a su lado puedo volar eternamente, sin que nadie me pueda recordar, ni juzgar por lo que una vez fui al no encontrar aquel suspiro que me dijiste que me haría feliz, aunque fuera sólo un rato.


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Fotos: Mat kar
Texto: 
© Ismael Carreño ...(derechos reservados)

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